ACLARACIÓN TONTA PERO NECESARIA AL FINAL DE LA PAGINA HAY UN ENLACE QUE DICE ENTRADAS ANTIGUAS ES PARA VER LAS IDEM (LES DIJE QUE LA ACLARACIÓN ERA TONTA)

martes, 12 de abril de 2011

PUERTO ROSALES V DIA DEL NIÑO (2 parte)


...Después de comer, la cita volvía a ser en el mismo lugar que en la mañana, con la panza llena y el corazón contento, íbamos llegando, los más, munidos de bicicletas ,ya que el comienzo del final de la jornada infanto-jueguística, estaba dado por una competición de estos rodados que girarían alrededor de unas de las manzanas cercanas a la escuela. La variedad de vehículos era el hecho destacable, los había de todos los tamaños y las formas: muy chicas, de las que se usan para aprender a andar, las Auroritas, que se plegaban aflojando una manija que tenía en el cuadro, las Legnano, generalmente prestadas por los padres, eran grandes, con farol, porta equipaje, freno a varilla  y dos dinamos lo que la transformaba en una especie de camion de la categoría y por último las que llamabamos pomposamente "choperas", tenían un asiento "banana" con respaldo y manubrio alto con curva.
La dificultad de la competencia  provenía de diferentes factores, la cuadra elegida tenía una forma alargada, oblonga, con la calle arenosa, poceada , con un tramo de una especie de asfalto granulado, lijador de rodillas y codos, que sumados a la gran cantidad de coquitos de eucalipto regados por el suelo, hacían que nuestro Dackar manzanero no fuera una empresa fácil.
Un párrafo aparte merece la tuneada de los móviles, desde calcomanías (recuerdo una hermosa de STP ), pasando por cintas de plástico que brotaban de las manoplas del manubrio con los colores del club amado, para finalizar en los globos, palitos o cucharitas de helado (en esa época eran de madera) atados a las horquillas, para que con el rozamiento en los rayos de la rueda produjeran un ruido que a nuestros oídos se asemejaba al de una Harley como mínimo.
Las carreras generalmente eran ganadas por las Legnano, ya que con dos vueltas de su enorme corona avanzaban varios metros, burlando a sus colegas mas pequeñas que nesecitaban de un monton de pedaleadas para moverse mínimamente.
Ya cerca de la media tarde y después de la bicicleteada, la placita que se encontraba  frente a la escuela se transformaba en un coliseo romano para recibir a los pequeños gladiadores que participarían del último de los espectáculos del día: "el caballo portugués".
Para los que no han escuchado hablar de este "juego", una breve explicación los va a ayudar a entender. En un arco de los que sostienen las hamacas en cualquier plaza, se sacan los columpios y se cuelgan del travezaño superior dos sogas en cada extremo y en las puntas colgantes se ata un caño, de manera tal que un niño sentado en el no toque, con sus  piernas extendidas, el piso.
Se sorteaban parejas de contrincantes y por turno dos spartacucitos, se sentaban acaballados y enfrentados en el colgante caño que se bamboleaba ante el peso de los oponentes.
No era para nada cómodo sentarse en ese caño, el peso del cuerpo se centraba en nuestras "joyitas" (léase testículos) y al final de la contienda no era raro ver niños caminando a lo cow boy, ya que la molestia producida por lo anteriormente expuesto podía durar horas (gracias a Martin que me recordó este punto, supongo que por lo doloroso se me había olvidado).
Una vez listos los gladiadores, se les colocaba en el brazo una cobija naval, negra, flecuda y polvorienta, enrollada y doblada a la mitad, con dos ataduras equidistantes, por donde se pasaba el brazo del combatiente.
La lucha en sí, no tenía limite de tiempo, solamente finalizaba cuando alguno de los contendientes caía al piso, lo cual podía suceder al perder el equilibrio culpa de un cobijazo bien asestado, también se podía dar el caso de marrar el mandoble y con el envión acabar mordiendo el polvo.
Lo mas apoteótico sucedía cuando un jinete, luego de ser golpeado perdía el arma y la estabilidad, quedando abrazado, con piés y manos, al caño (de la misma manera en que es llevado un explorador por los caníbales según las películas de aventuras), en esta incómoda posición recibía todo tipo de golpes cobijales, que aguantaba epopéyica e inutilmente un rato, para luego dejarse caer con el ego no tan magullado.
Finalizado este último juego,todos nos apurábamos a formar fila, cada uno con su jarrito en la mano,al mejor estilo campo de prisioneros, en el patio de la escuela, donde una enorme olla, llena de chocolate (en realidad cascarilla), nos esperaba. Una vez lleno el jarro recibíamos un bollito, una bola de pura masa que al contacto con la cascarilla lograba despertar a los duendes intestinales en más de uno.
Caía la tarde sobre el barrio, las sombras de los enormes eucaliptos avanzaban tenazmente, volvíamos felices, sucios, magullados, cansados y apurando el paso. Seguro que la vieja ya había puesto la olla a calentar para que los pequeños atletas nos diéramos un reparador baño.

4 comentarios:

Daniela dijo...

estos juegos emigraron a ATEPAM, llevados por algunos vecinos en feroz mudanza. Alli se jugaba a casi todos estos mismos, solo nos falto, o no lo recuerdo, ese del caballo. Aunque pensandolo bien si lo hubiese visto lo recordaria ¡Impresionante!. Tan impresionante como los bollitos, que de la panaderia que fuesen, eran siempre muy feos.

Daniela dijo...

Ah...me acorde otro...buscar un caramelito hundiendo de jeta en un plato lleno de harina,. Algunos estornudaban como marcianos. Era todo tan lindo...

edgardo dijo...

grande!! un orgullo recibir a la campeona huevocucharística de ATEPAM.
lo de la manzana me lo olvidé, martin cuando leyó la primer parte ya sabia que en la segunda tenía que estar el caballo portugués.
ya falta poco para el de la playa.

edgardo dijo...

perdon, el del caramelo me olvidé, puse manzana porque también me acorde de las que ponian en un fuentón con agua y con las manos atrás había que morderlas