Se suele decir que en el deporte se juega como se vive, esta
idea puede o no ser compartida, pero lo
que no creo que sea rebatible es la
similitud que se da entre ciertas situaciones de la vida cotidiana y las
circunstancias propias de algunas disciplinas deportivas, lo que sucedió
miércoles y jueves pasado, en el ámbito de la corte suprema de justicia tuvo
una analogía muy marcada con el noble deporte de los guantes más conocido como boxeo.
Dos púgiles frente a frente,
el ring preparado ,el público en las tribunas, los jueces que se
encargarán de dar el veredicto final , todos listos para el combate del
año donde no habrá corona, ni cinturón,
ni título, el premio mayor es la constitucionalidad o no de 6 artículos de la
Ley de servicios de comunicación Audiovisual, parece un premio pequeño para
tanta expectativa pero hay que entender que detrás de esos artículos, en
apariencia simples, se juegan muchas más
cosas de las que se puede llegar a creer, se define un modelo de comunicación que será
guiado por la libertad de prensa o por la libertad de empresa, la posibilidad
de acceso a la información de sectores relegados, la creación de innumerables
fuentes de trabajo y sobre todo se plantea con toda su fuerza la puja de poder
entre la sociedad y los poderes económicos que hegemonizan la información.
En un rincón de este imaginario cuadrilátero se encuentra el estado defendiendo una ley que costó mucho
tiempo, esfuerzo y participación popular, sabe que su fuerza está en la
legitimidad de sus argumentos, que cuenta con el apoyo de todo el espectro
comunicacional que durante muchos año ha sido
presionado, opacado y silenciado por los dueños de la voz informativa.
En el otro rincón el grupo Clarín se siente confiado, sabe que juega de local,
¿a alguien le queda alguna duda del
apoyo que siempre recibe de parte de los distintos estamentos del poder
judicial? Es tanta la seguridad que tiene que sobra la pelea, que se presenta
sin preparación con mínimos argumentos y
rezumando soberbia por todos los poros.
Los dos rounds que duró esta contienda sirvieron para dejar
bien claro que ideas y valores defendía cada uno, a la idea de una comunicación con un
fuerte signo social y democrático presentado por el estado se opuso la
presentación hecha por los defensores del monopolio basada exclusivamente en
los valores y credos de la ley de mercado.
Ya finalizado el combate resta esperar el fallo de los
jueces , muchas veces sucede que la superioridad demostrada por uno de los púgiles (en este
caso fue la cantidad y calidad de las argumentaciones de cada uno de los expositores favorables a
ley) no se ve reflejada en veredicto, esperemos que este no sea el caso y que alguna
luz de conciencia democrática ilumine a los señores que desde su alto estrado, cuáles
césares modernos, disfrutaban la contienda esperando su momento de indicar el
destino de una parte primordial del sistema democrático, como lo es la
comunicación, con un movimiento definitivo del pulgar.
El fallo puede ser favorable o contrario a los intereses que
compartimos con centenares de miles de compatriotas que desean una comunicación
para todos el trabajo y la lucha es permanente , ya nadie puede discutir que
intereses defiende cada parte, ojala las
palabras del presidente del Afsca Martin Sabatella se hagan realidad con un
fallo favorable de la corte suprema : “Por nuestra democracia no
queremos nunca menos libertad de expresión y nunca más concentración mediática”
Editorial del programa SEMBRANDO MEMORIA del sábado 31 de agosto de 2013
2 comentarios:
Edgardo, de todas formas sigo sosteniendo que lo que hasta ahora no ocurrió en nuestra sociedad jamás ocurrirá. Ese segmento social que se identifica con el grupo lo hace más allá de su programación. Es una cuestión cultural que hasta supera a la cantidad de señales.
abrazo
Estoy de acuerdo en que es una cuestión cultural, pero también hay que tener en cuenta que existe un sector de la población que necesita de otras expresiones, otras voces y otros puntos de vista. si se consigue la instalación de otras vias alternativas de comunicación, de a poco la "cuestión cultural" se va a ir revirtiendo.
un abrazo
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